viernes, 26 de octubre de 2018

TRABAJOS

SALUD INFANTIL



La salud del niño va más allá de la ausencia de enfermedad, pues el periodo de la infancia hasta la adolescencia es tan importante que marca el desarrollo y calidad de vida en la edad adulta. Por ello, la salud infantil comprende su bienestar en todos los aspectos tanto físico, mental, emocional como social.
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Asimismo, gracias a los avances en el desarrollo de medicamentos cada vez más eficaces que han permitido disminuir índices de mortalidad por infecciones, malnutrición y malas condiciones de higiene o ambientales, el concepto de salud implica algo más que no estar enfermo.
Pediatría, disciplina dedicada a la salud infantil

Es precisamente esta rama de la Medicina la que se ocupa de la salud del ser humano desde el nacimiento hasta el final de la adolescencia, atendiendo a la niñez desde una perspectiva global como un organismo en formación y maduración y como un ser social con emociones y pensamientos propios.

De esta forma, para mantener niños saludables, la Pediatría considera la atención sobre aspectos emocionales, educativos e incluso ambientales, además de la prevención y el tratamiento de enfermedades durante la infancia y adolescencia.

Para ello, especialistas en esta materia recomiendan procurar la salud del niño mediante revisiones médicas periódicas. Los bebés deben ser revisados mensualmente, aunque a medida que se acercan al primer año, suelen necesitar ir al pediatra con menor frecuencia. En el caso de niños sanos mayores de 2 años y hasta la adolescencia deben acudir por lo menos una vez al año a consulta médica.

Este tipo de revisiones médicas son muy importantes para el cuidado de la salud infantil, pues mediante exámenes y exploraciones de rutina es posible vigilar el desarrollo del niño, asimismo son excelente oportunidad para detectar o prevenir cualquier anomalía.

Además de este tipo de consultas pediátricas regulares, los niños deben recibir atención médica en los siguientes casos a fin de conservar vida y salud:
Fiebre mayor a 38.8 ºC.
Dolor de cuerpo, articulaciones y garganta, frecuentes.
Dificultad para respirar, ya sea por alergia, intoxicación o ahogamiento.
Lesiones, fracturas, traumatismos por accidente.
Problemas para dormir o cambios de conducta.
Erupciones o infecciones en la piel.
Evacuaciones frecuentes, con moco o sangre en heces, por más de 24 horas.
Pérdida o ganancia de peso, rápida en poco tiempo.
Vacunas, escudo protector de la salud infantil

Un recurso sin duda indispensable para cuidar la salud de los niños son las inmunizaciones o vacunas, ya que ayudan a proteger contra enfermedades e infecciones. Durante las revisiones médicas periódicas se deben administrar las primeras dosis y a lo largo de la infancia y hasta la adolescencia los refuerzos correspondientes.

Cada país tiene su propio esquema de vacunación. No obstante, a partir de 2004, la Academia Americana de Pediatría (AAP) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) recomiendan que las vacunas infantiles administradas a partir de los 2 años de edad sean las siguientes:
Hepatitis B (3 dosis).
Difteria, tétanos y tos ferina (DTaP) (4 dosis).
H. influenzae tipo B (Hib) (4 dosis).
Inactivado de la polio (3 dosis).
Neumocócica conjugada (3 dosis).
Sarampión, paperas, rubéola (MMR, por sus siglas en inglés) (1 dosis).
Varicela (1 dosis).
Hepatitis A (en determinadas zonas geográficas y con ciertos grupos de alto riesgo).

Cabe mencionar, que en los últimos años se han añadido a las recomendadas la vacuna contra la gripe (no apta para menores de 6 meses), así como la llamada Hexavac, inmunización combinada contra difteria, tétanos, tos ferina, poliomielitis, H. influenzae B y la hepatitis B en una sola dosis.

Las vacunas suelen causar efectos secundarios leves y excepcionalmente, reacciones adversas graves; sin embargo, los beneficios superan en gran medida la incidencia de problemas de salud como consecuencia de la inmunización.

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